Haciendo las compras

El día era bastante agradable para salir, cálido y sin mucha brisa, perfecto para el italiano. Pensó en ir a ver a su hermano, pero el tonto del menor de los Italia como siempre se había ido quien sabe dónde y con quien, aunque ya estaba bastante grande para cuidarse solo no le gustaba mucho al chico que veneciano desapareciera de esa forma. Al menos estaba solo y tranquilo, con todo el día para hacer actividades. Primero terminaría con los deberes de la casa y luego saldría a pasear por ahí, buscando algo interesante que hacer.

Salió de su casa y camino lentamente hacia el mercado, compraría algunas frutas y verduras frescas para luego comprar harina y así preparar un buen almuerzo. Al llega entro por uno de los lados intentando esquivar a la gente que venía en sentido contrario. Si no fuera porque era una obligación, y que además ya no quedaban tomates en su casa, nunca entraría aquel lugar.

Camino buscando la mejor fruta, los mejores tomates para llevar. Suspiro decepcionado y algo enojado cuando llego al otro lado del mercado, ¡cómo era posible que aun no comprara nada!

-Mierda…-musito en voz baja- nada se ve bueno…. –se excuso.

Volvió a recorrer el mercado, nada bueno, todo se veía demasiado maduro al punto de que algunas cosas se empezaba a pudrir. Como podían poner aquella lamentable mercancía a la venta se pregunto mientras caminaba en dirección a un almacén solo para comprar la harina. Una vez listo eso, camino hacia su casa, algo enojado, sentía que había ido a perder el tiempo y aquello había lo había hecho perder el buen humor que había tenido.

Llego sin muchos contratiempos, saco la llave de su pantalón y abrió la puerta. Al entrar miro el lugar y suspiro fastidiado, había olvidado lo desordenado que esta todo. Camino hacia la cocina y al entrar vi a algo o alguien sentado.

-CHIGI!!!!!- grito tirando la bolsa al piso, asustado y sobre saltado por aquella visita tan inesperada. Con valor volvió a mirar y noto que era el español. Frunció el entrecejo y poniéndose rojo por la rabia se le acerco completamente indignado- Bastado! Que mierda haces aquí, ¿Cómo demonios entraste? No ves que casi me matas del susto!! Silly! – no podía dejar de insultarlo, era verdad, casi lo mata de la impresión.

Se sonrojo levemente al ver que este ponía su mano sobre su cabeza como si un fuera un niño pequeño y le decía sus razones de la visita. Volvió a enojarse y apretó sus manos para no golpearlo y echarlo a puros insultos de su casa. Ya se imaginaba por donde había entrado, siempre por la ventana… ¿Por qué siempre la dejaba abierta? Era como si inconscientemente quisiera que el tonto español entre a su casa.

- M-maldito, que te importa donde estuve, no tengo que darte explicaciones de lo que haga además es mi problema si la casa está sucia o no – dijo de mala gana.

Se acerco a la mesa y sacando la harina de la bolsa la guardo en la lacena. No pudo evitar ver los deliciosos tomates que están sobre esta, se veían tan buenos, España siempre le traía los mejores tomates que tenia.

- Gracias bastardo….-pronuncio a muy baja voz esperando que no lo escuchar- no tenias que molestarte…. –frunciendo el seño miro a un lado de la habitación, como si el hombre no existiera.

Al escucharle decir aquello se sonrojo aun mas, dios, como podía ponerse tan feliz frente aquellas palabras, ni que fuera un niño que le acaban de felicitar por una cosa mínima. Se rasco la cabeza algo nervioso pero al sentir las manos del mayor sobre sus hombros y además que lo comenzaba a zarandear de un lado a otro, lo miro de perfil furioso, ¿Cómo se atrevía a tocarlo?

- y-ya déjame bastardo- al verlo que estaba a punto de llorar, además de escuchar su sorpresivo cambio e voz lo primero que se le ocurrió fue, ¿en que demonios estaba pensando el español? Parpadeo repetidas veces sin poder dejar de ver su rostro con sorpresa y mordiendo su labio inferior intento no reír.

- ¿p –pero qué demonios piensas idiota? – acoso de verdad el hombre pensaba que lo odiaba, acaso no era lo bastante obvio en querer demostrarle lo contrario. Entonces la risa se fue y lo miro amargado “si que eres idiota” pensó el italiano e intentando zafarse de aquel agarre miro al piso sin cambiar su expresión- tonto, no te odio, así que deja de comportante de esa manera, maldición –ante eso ultimo pensó que lloraría pero se aguanto lo más posible fingiendo que no le pasaba nada.

Gruño ante el nuevo sorpresivo cambio de humor del español, si que era raro y ahora debía soportarlo todo el día porque sin importar cuanto lo echara de su casa este nunca se iba. Suspiro fastidiado e intentado no ponerle mucha atención se fue al living de su casa hablándole mientras caminaba lentamente.

- estoy ocupado, además no tengo hambre, así que mejor devuélvete a tu casa bastardo- en el fondo lo que más quería era que se quedara, que lo abrazara y le dijera cualquier cosa, aunque fuera estúpida, pero mientras lo escuchara estaría bien, sin embargo el orgullo era más grande y no sedería.

- hoy no saldré, ayer estuve muy ocupado toda la noche… en un asusto importante…-dijo esperando amargarle todo el panorama al hombre, o que al menos aquello lo desanimara y lo hiciera irse a su casa.

Se sonrojo de sobre manera al escucharle decir aquello, ¿de verdad pensaba que aun era virgen? Aun no se equivocaba no era algo para gritarlo frente a su cara ni mucho menos exigir aquello, además que demonios estaba pensando ahora el hombre. Apretó con fuerza sus manos, estaba listo y sin pensarlo mucho mas lo golpeo aun rojo como tomate.

-N-no digas idioteces!! No tienes derecho a meterte en mi vida y lo que haga o con quien joda es problema mió, además quien mierda te dijo que era virgen!!! –le grito al castaño, indignado, molesto y a la ves triste, ¿porque el español se comportaba de esa manera? lo hacia confundirse aun mas.

-T-te odio!! Lárgate de mi casa bastando! – y dicho eso salio corriendo a su habitación cobardemente ya que no tenia mas ganas de confrontar las cosas - y no vuelvas!!! – ni el sabia porque se había tomado tan mal aquellas palabras, pero le dolía verlo comportarse así, tan preocupado…. aquello lo hacia crear falsas ilusiones, sobre todo porque si al chico alguna ves le llegaba a interesar un hombre estaba seguro que no seria un inútil como el.

Cerró la puerta velozmente, tenía muy claro que el hombre vendría tras él, era obvio que sin importar cuanto lo echara este no se iría de la casa. Una vez cerrada la puerta se tiro sobre su cama y sin poder aguantar mucho y entender muy bien el porqué, comenzó a llorar, maldiciendo, como odiaba ser así de sensible.

Se giro a mirar la puerta cuando este comenzó a llamarlo tras ella ¿Por qué mierda no lo dejaba tranquilo y se iba, acaso era idiota? ¿Acaso le gustaba que lo tratara mal? Tenía claro que su enojo no tenía casi fundamentos, quizás sentirse ofendido por lo de virgen, pero nada más. Aun así se sentía confundido ¿porque el español se preocupaba tanto por él? ¿Acaso no se daba cuenta que lo lastimaba?

Se quedo mirando la entrada sin dejar de llorar cuando de repente noto algo que lo izo sentir aun mas idiota e inútil, la puerta no tenía el seguro. Se paro rápidamente esperando poder cerrarla entes que al hombre se le ocurriera girar la vendita manilla.

Claro que conocía esa canción, sabía que al español le gustaba ese tema, pero no estaba en condiciones ni quería contestarle, solo procuraba que este no se diera cuenta que aun no le ponía el seguro a la puerta, lo cual no paso.

Una vez dentro el hombre, se le quedo mirando con lágrimas en los ojos, sonrojadas y completamente avergonzadas. Rápidamente se tapo por completo, exceptuando su rulo que sobre salía, con las sabanas de su cama, temblando un poco por la vergüenza.

-L-lárgate!!! –le grito bajo de la ropa de cama- fuera! Bastardo… fuera, fuera, fuera!! –le repetía con fuerza aun sabiendo que aquello sería inútil.

En ese momento como deciaba que algo lo salvara de tener que soportar las disculpas del hombre y los posibles abrazos que eso conllevaría, y no era porque le desagradaran, sino porque le gustaban demasiado aquellas muestras de cariño por parte del chico.

Aquello sin duda era vergonzoso, y no solo por el hecho de que este hiciera tales cosas, llegando a ser demasiado infantiles para que él se animara ¿Por qué no se iba? ¿Por qué no se enojaba con él? Acaso no se daba cuenta que él no había hecho nada para molestarle, el italiano solo era demasiado sensible. Se quedo hay, quieto sobre su cálido pectoral, que buen olor tenia el bastardo pensó mientras dejaba de llorar poco a poco. No quería que este se fuera a prepararle alguna cosa para comer, no tenía nada de hambre… solo quería quedarse así por unos momentos más, antes de volver a insultarlo e intentar que se apartara de su lado.

Subió lentamente su rostro, sin dejar de mirarlos a los ojos, para acercar con lentitud sus labios a los del hombre, como si fuera a besarlo. Cerró los ojos armándose de valor, el cual, como siempre lo dejo rápido y antes de juntar su boca con la del español se detuvo. Podía sentir el aliento de este chocar con sus labios. Se sonrojo de sobre manera y girando para evitar el incomodo contacto visual pensó en una escusa para ese extraño impulso.

-e-ehmm…- musito a duras penas, nervioso- e-está bien…. Q-quiero comer ese tomare frito… te espero aquí bastardo…- ahora si quería que algo lo matara o que la tierra se lo tragara.

¿NO? Había escuchado bien ¿eso le había contestado el español? Ahora si sentía que moriría en cualquier momento, y más al sentir aquel empujón, dejándolo completamente a merced del mayor. Lo miro completamente sonrojado, a punto de llorar otra vez, pero esta vez no de tristeza, sino de rabia hacia el mismo y también por la vergüenza de tener que soportar y dejar que hiciera aquello con él. Al sentir sus suaves labios sobre los suyos, sintió que su corazón saldría de su pecho de lo rápido que este estaba latiendo. Hubiera deseado que aquel contacto hubiera durado mucho mas, pero al mirar sus hermosos ojos verdes, se perdió por completo en ellos. Maldición se repetía una y otra vez en su mente ¿cómo podía amarlo tanto? Pero esa era la verdad, siempre lo había amado y nunca quiso animarse a decirle por el miedo de perderlo, ahora era el hombre quien lo besaba y lo miraba con tanta ternura, como queriendo leer su mente.

Se movió, girando un poco su cuerpo para esconder su rostro, la vergüenza era tan grande que le era casi imposible mirarlo, pero quería sentirlo de nuevo, quería sentir aquel contacto nuevamente y por mucho más tiempo. Tímidamente le dio el rostro nuevamente y pasando ambas manos alrededor del cuello del hombro, se le acerco y topo sus bocas, sin besarlo, solo acaricio sus labios con los del chico, como una manera de sentirlo y a la ves incitarlo. No se atrevía por completo a dar el siguiente paso, pero quizás el hombro lo haría si le demostraba que este lo deseaba – España…-susurro, necesitándolo.

Aquella muestra de valor pronto lo abandono cuando sintió nuevamente los labios del español sobre los suyos, correspondiendo, deseando que este no se volviera a separar, pero como si este disfrutara torturarlo, se alejo para besar su sensible cuello. Casi por inercia giro su rostro dándole más espacio a las caricias que el hombre le propinaba. Demonios pensaba el italiano, se estaba excitando, y como no, si la persona que tanto amaba hacia tales cosas con él y lo controlaba con tanta facilidad. Sin embargo este volvió a separarse, soltando sus manos, dejando que el chico se quedara con todas las ganas y pensando que realmente este jugaba con él- Bastardo…- dijo he intento desviar su mirada, pero no pudo, el hombre le obligaba a mirarlo.

Se sonrojo de sobre manera al escuchar aquellas declaraciones del chico, dejándose dirigir sin mayor dificultad, la verdad era que estaba en shock, cuánto tiempo había deseado escuchar aquellas palabras salir de su boca. Era casi irreal lo que estaba sucediendo. Lo miro avergonzado, llorando otra vez, mordiéndose el labio, aguantando las ganas de soltar un alarido. Se escondió en su pecho, sintiendo otra vez su arroma – I-idiota… como me puedes amar s-si soy un d-desastre…maldición… -decía contra el pecho de este- imbécil…- subió su rostro para volver a mirarlo- t-ti amo bastardo imbécil… -aquella declaración era algo patética con todas las lagrimas que estaba derramando, pero era la verdad.

De nuevo aquellos discursos emotivos del Español, acaso no se daba cuenta que no le interesaba escuchar eso. Pero eso también lo alegraba levemente, se notaba que este realmente intentaba encontrarle las cosas buenas ¿acaso no había escuchado su declaración? No pensaba volver a repetirla nunca más, y bajo ninguna circunstancia, pero al notar que le quedaba mirando embobado comprendió que lo había escuchado. Demonios, otra vez esos labios, esos labios que sabían tan bien que lo inquietaban y quería mas y mas. Correspondió ese beso, algo torpe, no estaba acostumbrado a usar su lengua, sin embargo la sensación era tan agradable que no quería dejar de experimentar aquel húmedo beso. Sus lamidas, caricias y su voz aumentaban progresivamente su ritmo cardiaco al punto que sentía que escupiría el corazón por la boca, sentía el pecho totalmente hinchado, como si ya no hubiera espacio para tal órgano.

Que no le habla en italiano, ahora ya no podía resistirse, pero aun así intento mantenerse sereno. Toda su fuerza de voluntad que en ese momento se encontraba casi derrotada volvió para intentar calmar las cosas, estaba tan feliz pero no dejaría que este lo notara, eso sería horriblemente vergonzoso, pero se dejo besar otra vez, separando sus labios rápidamente, su respiración era agitada y casi como reflejo entre cerró los ojos, mirándolo a tan poco distancia – Esto…n-no quita el hecho…d-de que estoy cansado – acaso ya se había olvidado de la pelea inicial, en el fondo, quería que este enojara, que lo celara y que le insistiera por una respuesta ¿acaso había algo de malo querer verlo comportase posesivo con él? Eso es lo que haría cualquier persona enamorada pensaba el italiano mientras se dejaba estar sobre este.

¿Qué demonios pasaba? No se sentía preparado para el siguiente paso, además recién se había declarado y ya quería hacerle esas cosas indecentes. Estaba claro que estos se conocían de hace ya mucho tiempo pero de todas maneras, además tenía miedo, era su primera vez en esa situación ¿y si hacia algo estúpido? Al sentir aquella rodilla sobre su entrepierna pudo sentir como su sangre subía hasta sus mejillas, sonrojándose de sobre manera. Era increíble lo rápido que este lo había despojado de sus prendas superiores. Sus manos eran tan cálidas, hacían que su cuerpo se estremeciera por completo y ahora que estaba inmovilizado de las manos no podía escaparse.

Como podía decir esas cosas tan fácilmente, el italiano pensó que moriría al escucharlo decir aquello y aun más al sentir que la presión en su entrepierna aumentaba placenteramente. Correspondió el beso cortándolo rápidamente, aun tenia saliva en sus labios por la brusca separación de sus lenguas. Por un lado quería hacerlo pero por otro el miedo lo hacía arrepentirse. Giro un poco su rostro para no tener que mirar el rostro del hombre, pero algo andaba mal, este no continuaba con sus insistentes caricias. Logro zafar una mano del agarre de este y rápidamente cubrió su cuello, había recordado que tenía unas pequeñas marcas rojas en este. Demonios era lo que se repetía una y otra vez, de seguro las había visto.